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Las reformas fiscales 2008

Revista 108
Enero 2008
Página 103

En mi opinión -afirma la Lic. Alma América Bárcenas Ortega-, el Ejecutivo y los Legisladores vuelven a quedar en deuda con el pueblo Mexicano al no haber hecho una verdadera Reforma Hacendaria que promueva la inversión, la generación de empleos y sobre todo una mejor distribución de la riqueza así como del destino del gasto público.

 

Esta reforma cayó nuevamente en los vicios tan añejos de generar mayor carga administrativa, nuevos impuestos y sobre los mismos contribuyentes sobre los que siempre ha recaído el peso del gasto público.

 

Se ha dicho que es difícil que una reforma fiscal sea del agrado de los contribuyentes, porque por naturaleza éstos no están dispuestos a pagar impuestos.

 

-Premisa incorrecta, porque los ciudadanos están conscientes del beneficio de estar integrados en un Estado y regidos por un orden jurídico que ordene la convivencia humana; por tanto, aceptan pagar impues­tos para soportar el gasto público; en lo que no están de acuerdo es en que la carga tributaria recaiga sobre unos cuántos, ni en que sea tan complejo el sistema tributario y los recursos no sea utilizados con hones­tidad y transparencia. Además y contrario a lo que parece, hay puntos en los que se coincide el gobierno y los ciudadanos, sobre los objetivos que debe lograr la reforma hacendaria

 

-Hay acuerdo sobre la necesidad disminuir la evasión, de un mayor número de contribuyentes, de aumentar la recaudación y reducir la dependencia de los ingresos petroleros y de que se de una mayor transparencia en el destino de los recursos públicos; sobre todo, de una dependencia menor de los Estados, respecto a la Federación.

 

-Si hay puntos de acuerdo, la razón por la que no se dé la reforma hacendaría integral es que falta voluntad política y que no hay condiciones sociales propicias para llevarla a cabo. Sucede que una reforma hacendaria implica eliminar regímenes especiales y beneficios fiscales, implica un costo social y político muy alto que no se está dispuesto a pagar, y que resulta muy riesgoso, pues en las actuales condiciones del País puede ocasionar una grave inestabilidad social. Por otro lado, al implicar mayor descentralización y autonomía de los Estados, la Federación puede perder el control.

 

-También influye que el sistema tributario mexicano permanece basado en la “mutua desconfianza:’ Para las autoridades, el contri­buyente es un delincuente, un permanente evasor; mientras que para los ciudadanos, las autoridades son corruptas y abusivas. Bajo tales condiciones, es muy difícil implantar un sistema que haga competitivo al empresario y al País en general.

 

-Las premisas deben regir la elaboración de una reforma hacenda­ria ideal e integral y deben descansar en los siguientes supuestos:

 

-Simplificación administrativa. -Permanencia de la legislación fiscal. – Certidumbre jurídica. -Independencia del sistema fiscal de los aspectos político electorales. -Combate a la corrupción. -Trato digno y respetuoso al contribuyente. -Políticas fiscales que propi­cien la inversión y la generación de empleo. -Mayor participación de los estados en la recaudación y Mecanismos de control para el uso de los recursos públicos.

Por naturaleza los contribuyentes no están dispuestos a pagar impuestos